Eternidad incipiente.
Pasan mis horas
danzan contentas
en una felicidad paciente,
mis horas de eterna festividad
en tu cintura y en tus senos
que, cual cántaros de miel
me llenan de sabia y de asombro
que derrama por mi boca
entretenida, de tiempo en tiempo
juguetona y feliz
prodigando mis de besos
en tu piel de mujer
y de estrella
de Diosa y de rocio.
son mis minutos
pasajeros suicidarios
que abordan a toda prisa
el último vagón hacia la eternidad
de nuestro momento fugáz.
La prisa, por el llanto que he secado en tus mejillas queda ahogada en un sofocado
gemido nocturno
otrora prohibido
mas ahora develado
como destino místico
al cual he de llegar prendido de tu mano.
Org
21 de enero 2010